El jefe de bancada Roger Pinto, remitió el día de hoy una carta al presidente del Estado, Evo Morales, donde le señala que ya venía venir la posibilidad de que se le niegue el salvoconducto para que abandone el país con rumbo a Brasil, por lo que el primer mandatario momentáneamente puede abusar de su poder “pero debe saber que hay cosas mucho más importantes, que no las podrá conseguir ni con todo su poder”.
“Señor Presidente, usted abusa del poder, pero debe saber que hay cosas mucho más importantes, que no las podrá conseguir ni con todo su poder”.
En ese sentido Pinto le recuerda a Morales que pueden impedirle ver a su familia a salir a caminar libremente las calles, pero nunca le impedirán ser auténticamente libre, cerca a Dios. También le señala que ni todas las campañas mediáticas iniciadas por el gobierno en su contra le podrán quitar la paz de una conciencia tranquila de saber que no cometió ninguno de los actos de corrupción que el gobierno pretende endilgarle.
Pinto es pastor evangélico de fuertes convicciones morales y cristianas.
“Puede negarme un salvoconducto y con ello retenerme privado de la libertad de movimiento, pero no podrá impedirme el ser auténticamente libre, ahí en lo profundo del espíritu humano, donde la libertad me acerca a Dios. Puede negarme que salga a caminar por las calles de la ciudad, y con ello evitar que salude a mis hermanos, estrechar sus manos, pero no podrá arrebatarme su amor y solidaridad. Me ha alejado físicamente de mi familia, pero su amor permanece junto a mí de forma invariable. Usted nunca podrá comprender la inmensa felicidad de tener una familia sólida, cristiana, con valores morales bien definidos. Puede pagar campañas de spots televisivos e insultarme repetidamente, como lo hace todos los días, pero ni con ello podrá quitarme la paz de conciencia, la tranquilidad de mis sueños, ni el apoyo del pueblo de Bolivia”.
En ese sentido Pinto indica que la decisión gubernamental de rechazar el salvoconducto a su favor, lejos de afectarle refuerza su convicción que tuvo al tomar la determinación de asilarse en la embajada de Brasil. “Debo confesar, sin embargo, que es una decisión que la veía venir y la esperaba con paciencia y fortaleza, porque sé muy bien de quien viene, y sé bien de lo que es capaz”.