“Cada boliviano debe 896 dólares por
culpa de Evo Morales”, dijo, precisando que se llega a esta cifra sumando la
deuda externa de 4.233 millones de dólares y la deuda interna del Tesoro
General de la Nación, que asciende a 4.729 millones de dólares.
“La deuda pública total suma 8.962
millones de dólares. Si dividimos esto por la cantidad de habitantes arrojada
por el último Censo, unos 10 millones, tenemos que cada ciudadano debe 896,20
dólares.”, precisó.
Dorado acotó que esta deuda se debe casi
en su totalidad a la administración de Evo Morales, ya que antes de su llegada
al poder se produjo la condonación de la deuda externa boliviana por los
acreedores internacionales.
“Evo recibió unas finanzas externas
saneadas y después de 6 años ha endeudado a los bolivianos con cifras
astronómicas”, cuestionó.
Deuda
con Venezuela pasó de 6 a 500 millones de dólares
El parlamentario agregó que “dentro de
este preocupante cuadro general, llama la atención el crecimiento
extraordinario de la deuda bilateral con Venezuela, que se disparó desde que
Morales ascendió a la presidencia”.
“En el 2005, Bolivia apenas le debía a
Venezuela 6 millones de dólares, mientras que en la actualidad la cifra se
acerca a los 500 millones”, indicó.
Dorado explicó que la mayor parte de la
deuda se debe a la importación de diesel, que pasó de 50 mil barriles mensuales
en el 2005 a 350 mil barriles actuales.
“Bolivia podría haber ampliado su propia
producción de diesel, pero un gobierno satélite del venezolano, como es el de
Morales, prefirió aumentar la importación y transferir dinero boliviano a las
arcas de Caracas”, dijo.
“Por último, se sabe que en los últimos
meses, a medida que crecía la posibilidad del deceso de Hugo Chávez, YPFB
aceleró el pago de su deuda a Venezuela, pagando un 62% del total, un dato que
el gobierno le ha ocultado al país”, señaló el diputado opositor.
Dorado añadió que a los fondos
venezolanos inicialmente se los presentó como donaciones, luego se dijo que
eran préstamos de largo plazo y ahora pasan a ser de corto plazo.
“No hay transparencia ni control
alguno”, criticó.
