Ante la publicación de los resultados del Censo de Población, presentados hoy por el Gobierno, queremos manifestar a todos los cruceños y a todos los bolivianos nuestro rechazo a los resultados presentados en el día de hoy.
Ya hemos dicho en numerosas ocasiones que el Censo no es ni puede ser un problema entre los departamentos, ni entre bolivianos, el censo es un problema de toda Bolivia, y de su fiabilidad depende las posibilidades de construir el futuro entre todos.
Por eso, entiendo igual la indignación de Cochabamba que la de Santa Cruz. No estamos indignados ni con los paceños, ni con los orureños, ni con ningún departamento hermano; estamos indignados con el gobierno.
Porque el gobierno quiere hacer del censo un problema entre bolivianos, y nosotros no estamos dispuestos a eso; pero tampoco estamos dispuestos a dejarnos robar nuestros recursos, ni nuestra representación.
Estamos indignados porque el centralismo ha falseado el censo de la nación. No hay otro modo de decirlo, la Bolivia que nos muestra el censo es una Bolivia falsificada e irreal.
Han tardado nueve meses en maquillar este censo para adecuarlo al reparto que quieren hacer tanto de los recursos como del poder político.
En vez de adaptar el reparto de recursos y de escaños a los resultados del censo, han adaptado el censo al reparto interesado que ellos pretenden.
Hemos hecho el ridículo ante los organismos internacionales que han sufragado la realización del Censo.
Todos los datos de Bolivia sufrirán una inmensa pérdida de credibilidad institucional después de este Censo manipulado y fracasado.
Y ha fracasado porque el manejo político se ha impuesto a la gestión técnica; porque definitivamente el Gobierno ha usado el censo para manipular el País a su antojo.
Este censo es una falsificación de Bolivia que deja a cientos de miles de bolivianos sin recursos para sus servicios. El INE ha hecho desaparecer a más de 350.000 bolivianos, y eso constituye un “genocidio estadístico”.
Dos pruebas evidencian la absoluta falsedad del censo. Por un lado, el Censo Provisional no respondía a las Proyecciones realizadas por el propio INE. Por otro, el Censo Definitivo presenta incomprensibles diferencias con el provisional.
Tantos errores sólo pueden ser fruto de la falsedad interesada. No hay otro modo de explicar que entre el censo provisional y el definitivo el error sea de más de 400.000 habitantes.
Da igual que se trate de maquillaje político o de incompetencia técnica, cualquiera de las dos razones desacredita totalmente a este gobierno, nos presenta como incompetentes ante los organismos internacionales y desequilibra la realidad de la nación.
El censo tenía que ser el instrumento en que nos reconociéramos todos los bolivianos y lo han convertido en un instrumento de confrontación entre hermanos bolivianos.
Quiero ser directo y decirle al pueblo cruceño y al pueblo boliviano, a todos los que han visto inexplicablemente mermadas sus cifras y sus expectativas, que no caigan en la trampa de la confrontación. Que eso es lo que busca el gobierno del MAS.
Ya vemos lo que está sucediendo con la socialización del Estatuto. Necesitan la confrontación, dividir al país, enfrentarnos a unos con los otros para tapar los problemas angustiantes que vive nuestra patria.
Todo lo que hemos dicho supone la plena descalificación de la credibilidad y confiabilidad del Censo.
NO hay forma de reconducirlo, este censo ha sido definitivamente un fracaso.
Por eso exigimos:
a. La dimisión de la actual dirección del INE.
b. El nombramiento de una Comisión Técnica Independiente que, con participación de las universidades, analice las razones técnicas que han llevado a este desastre.
c. El adelanto del próximo Censo de Población para el año 2015.
d. La aplicación inmediata de los ajustes intercensales para que nunca más se produzcan los desajustes que hemos sufrido estos diez años.
Finalmente, como Gobernador de Santa Cruz, quiero manifestarles a mi pueblo, mi compromiso para que el próximo Plan Operativo Anual de nuestro Departamento incorpore nuestra propia Encuesta de Población y de hábitos familiares.
Porque para eso nos ha de servir también la autonomía; no solo para reconocer lo que somos, sino también para conocer cuántos somos.
Ya hemos dicho en numerosas ocasiones que el Censo no es ni puede ser un problema entre los departamentos, ni entre bolivianos, el censo es un problema de toda Bolivia, y de su fiabilidad depende las posibilidades de construir el futuro entre todos.
Por eso, entiendo igual la indignación de Cochabamba que la de Santa Cruz. No estamos indignados ni con los paceños, ni con los orureños, ni con ningún departamento hermano; estamos indignados con el gobierno.
Porque el gobierno quiere hacer del censo un problema entre bolivianos, y nosotros no estamos dispuestos a eso; pero tampoco estamos dispuestos a dejarnos robar nuestros recursos, ni nuestra representación.
Estamos indignados porque el centralismo ha falseado el censo de la nación. No hay otro modo de decirlo, la Bolivia que nos muestra el censo es una Bolivia falsificada e irreal.
Han tardado nueve meses en maquillar este censo para adecuarlo al reparto que quieren hacer tanto de los recursos como del poder político.
En vez de adaptar el reparto de recursos y de escaños a los resultados del censo, han adaptado el censo al reparto interesado que ellos pretenden.
Hemos hecho el ridículo ante los organismos internacionales que han sufragado la realización del Censo.
Todos los datos de Bolivia sufrirán una inmensa pérdida de credibilidad institucional después de este Censo manipulado y fracasado.
Y ha fracasado porque el manejo político se ha impuesto a la gestión técnica; porque definitivamente el Gobierno ha usado el censo para manipular el País a su antojo.
Este censo es una falsificación de Bolivia que deja a cientos de miles de bolivianos sin recursos para sus servicios. El INE ha hecho desaparecer a más de 350.000 bolivianos, y eso constituye un “genocidio estadístico”.
Dos pruebas evidencian la absoluta falsedad del censo. Por un lado, el Censo Provisional no respondía a las Proyecciones realizadas por el propio INE. Por otro, el Censo Definitivo presenta incomprensibles diferencias con el provisional.
Tantos errores sólo pueden ser fruto de la falsedad interesada. No hay otro modo de explicar que entre el censo provisional y el definitivo el error sea de más de 400.000 habitantes.
Da igual que se trate de maquillaje político o de incompetencia técnica, cualquiera de las dos razones desacredita totalmente a este gobierno, nos presenta como incompetentes ante los organismos internacionales y desequilibra la realidad de la nación.
El censo tenía que ser el instrumento en que nos reconociéramos todos los bolivianos y lo han convertido en un instrumento de confrontación entre hermanos bolivianos.
Quiero ser directo y decirle al pueblo cruceño y al pueblo boliviano, a todos los que han visto inexplicablemente mermadas sus cifras y sus expectativas, que no caigan en la trampa de la confrontación. Que eso es lo que busca el gobierno del MAS.
Ya vemos lo que está sucediendo con la socialización del Estatuto. Necesitan la confrontación, dividir al país, enfrentarnos a unos con los otros para tapar los problemas angustiantes que vive nuestra patria.
Todo lo que hemos dicho supone la plena descalificación de la credibilidad y confiabilidad del Censo.
NO hay forma de reconducirlo, este censo ha sido definitivamente un fracaso.
Por eso exigimos:
a. La dimisión de la actual dirección del INE.
b. El nombramiento de una Comisión Técnica Independiente que, con participación de las universidades, analice las razones técnicas que han llevado a este desastre.
c. El adelanto del próximo Censo de Población para el año 2015.
d. La aplicación inmediata de los ajustes intercensales para que nunca más se produzcan los desajustes que hemos sufrido estos diez años.
Finalmente, como Gobernador de Santa Cruz, quiero manifestarles a mi pueblo, mi compromiso para que el próximo Plan Operativo Anual de nuestro Departamento incorpore nuestra propia Encuesta de Población y de hábitos familiares.
Porque para eso nos ha de servir también la autonomía; no solo para reconocer lo que somos, sino también para conocer cuántos somos.
Rubén Costas