En una noche mágica, el Festival Internacional de Música Renacentista y Barroca Americana “Misiones de Chiquitos” cerró su décima versión con nueve conciertos que le pusieron punto final a un evento que confirmó su permanente crecimiento.
Los recitales en Santa Cruz de la Sierra, San Xavier, Concepción, San Ignacio y Santa Ana sirvieron de epílogo al encuentro de música antigua más importante del mundo… Importante no sólo por la cantidad, sino también por la calidad artística que se pudo apreciar. Durante 11 días, 57 elencos de 27 países ofrecieron más de 160 conciertos en 21 sedes que abarcaron poblaciones de Chiquitos, Guarayos, Norte cruceño y el Chaco boliviano.
El Festival tuvo puntos altos, entre los que sobresalieron los estrenos mundiales. Uno de ellos fue el que reunió el talento de músicos nacionales e internacionales para interpretar un programa compuesto por música de las misiones guaraníes. El Coro y Orquesta Arakaendar (Bolivia), Coro Palmarito (Bolivia), Nordic Brass (Noruega) y RCM London (Inglaterra) ofrecieron uno de los recitales más emotivos, en el que músicos profesionales compartieron el escenario junto a niños, niñas y adolescentes guaraníes que poco a poco se van iniciando en la música. Fue, sin duda, un hecho histórico dentro del Festival, ya que por vez primera se interpretó música en guaraní.
Otro de los estrenos estuvo a cargo del grupo argentino Louis Berger, que subió al escenario para hacer escuchar “Corpus al son de los bajones de Moxos”, con réplicas de instrumentos de las misiones de Chiquitos y Moxos.
Se destacó, también, el estreno mundial de “Júbilos de San Ignacio de Loyola”, a cargo de más de 60 músicos del Coro Santa Cecilia (Bolivia), Coro Urubichá (Bolivia) y Ensemble De Profundis (Uruguay). La presentación se realizó con el apoyo de la “Marca Santa Cruz” y sirvió para recordar los 200 años de la restitución de los Jesuitas.
En la última jornada del Festival se escucharon dos estrenos mundiales. El primero fue “Indios y españoles en procesión de Sucre”, a cargo de los uruguayos De Profundis, compuesto por villancicos de varios compositores que representan la práctica musical de la catedral de Sucre entre los años 1680 y 1730. El programa fue fruto de un trabajo de investigación de Ana Luisa Arce.
El segundo estreno de la noche final fue “Del Barroco al Rococó”, que contó con la participación del Coro y Orquesta Arakaendar (Bolivia), Metales Urubichá (Bolivia) y RCM London (Inglaterra).
El concierto final sirvió de antesala para que se entregue el último de los tres Premios “Hans Roth” de este año. En esta ocasión, la distinción fue para Annie de Copponex, quien permanentemente ha colaborado con el Festival.
Como balance final, el encuentro deja muchas cosas a favor. Desde el punto de vista estadístico, el Festival convocó a más de 50.000 espectadores. Más allá de eso, la cita artística permitió el intercambio de conocimiento y experiencias entre músicos nacionales e internacionales, que poco a poco van formando redes que luego dan lugar a coproducciones musicales.
También queda como saldo a favor la participación de los diferentes coros y orquestas locales, que tienen la oportunidad de presentarse en diferente lugares. Destacan entre ellas el Coro Urubichá, Orquesta de Cuerdas San José de Chiquitos, Ensamble Hombres Nuevos, Orquesta Infanto Juvenil Paz y Bien, Orquesta de Cuerdas Suzuki, Ensemble de Flautas Dulces Ayres y Coro y Orquesta San Xavier, entre otros.
“Ha sido extraordinario. Todo ha salido con mucha alegría… Estamos contentos de cómo hemos logrado hacer un festival tan grande y exigente. Hemos tenidos un público respetuoso, que llega a horario y que aplaude con mucho cariño. Eso nos da fuerzas para seguir en esta aventura”, dijo Cecilia Kenning, presidente del directorio de la Asociación Pro Arte Cultura, institución que organiza el Festival desde 1996.
Los recitales en Santa Cruz de la Sierra, San Xavier, Concepción, San Ignacio y Santa Ana sirvieron de epílogo al encuentro de música antigua más importante del mundo… Importante no sólo por la cantidad, sino también por la calidad artística que se pudo apreciar. Durante 11 días, 57 elencos de 27 países ofrecieron más de 160 conciertos en 21 sedes que abarcaron poblaciones de Chiquitos, Guarayos, Norte cruceño y el Chaco boliviano.
El Festival tuvo puntos altos, entre los que sobresalieron los estrenos mundiales. Uno de ellos fue el que reunió el talento de músicos nacionales e internacionales para interpretar un programa compuesto por música de las misiones guaraníes. El Coro y Orquesta Arakaendar (Bolivia), Coro Palmarito (Bolivia), Nordic Brass (Noruega) y RCM London (Inglaterra) ofrecieron uno de los recitales más emotivos, en el que músicos profesionales compartieron el escenario junto a niños, niñas y adolescentes guaraníes que poco a poco se van iniciando en la música. Fue, sin duda, un hecho histórico dentro del Festival, ya que por vez primera se interpretó música en guaraní.
Otro de los estrenos estuvo a cargo del grupo argentino Louis Berger, que subió al escenario para hacer escuchar “Corpus al son de los bajones de Moxos”, con réplicas de instrumentos de las misiones de Chiquitos y Moxos.
Se destacó, también, el estreno mundial de “Júbilos de San Ignacio de Loyola”, a cargo de más de 60 músicos del Coro Santa Cecilia (Bolivia), Coro Urubichá (Bolivia) y Ensemble De Profundis (Uruguay). La presentación se realizó con el apoyo de la “Marca Santa Cruz” y sirvió para recordar los 200 años de la restitución de los Jesuitas.
En la última jornada del Festival se escucharon dos estrenos mundiales. El primero fue “Indios y españoles en procesión de Sucre”, a cargo de los uruguayos De Profundis, compuesto por villancicos de varios compositores que representan la práctica musical de la catedral de Sucre entre los años 1680 y 1730. El programa fue fruto de un trabajo de investigación de Ana Luisa Arce.
El segundo estreno de la noche final fue “Del Barroco al Rococó”, que contó con la participación del Coro y Orquesta Arakaendar (Bolivia), Metales Urubichá (Bolivia) y RCM London (Inglaterra).
El concierto final sirvió de antesala para que se entregue el último de los tres Premios “Hans Roth” de este año. En esta ocasión, la distinción fue para Annie de Copponex, quien permanentemente ha colaborado con el Festival.
Como balance final, el encuentro deja muchas cosas a favor. Desde el punto de vista estadístico, el Festival convocó a más de 50.000 espectadores. Más allá de eso, la cita artística permitió el intercambio de conocimiento y experiencias entre músicos nacionales e internacionales, que poco a poco van formando redes que luego dan lugar a coproducciones musicales.
También queda como saldo a favor la participación de los diferentes coros y orquestas locales, que tienen la oportunidad de presentarse en diferente lugares. Destacan entre ellas el Coro Urubichá, Orquesta de Cuerdas San José de Chiquitos, Ensamble Hombres Nuevos, Orquesta Infanto Juvenil Paz y Bien, Orquesta de Cuerdas Suzuki, Ensemble de Flautas Dulces Ayres y Coro y Orquesta San Xavier, entre otros.
“Ha sido extraordinario. Todo ha salido con mucha alegría… Estamos contentos de cómo hemos logrado hacer un festival tan grande y exigente. Hemos tenidos un público respetuoso, que llega a horario y que aplaude con mucho cariño. Eso nos da fuerzas para seguir en esta aventura”, dijo Cecilia Kenning, presidente del directorio de la Asociación Pro Arte Cultura, institución que organiza el Festival desde 1996.