Desechos de cabañas porcinas clandestinas contaminan cauces de agua

(Sucre) Los desechos de las cabañas porcinas clandestinas que hay en Monteagudo son arrojadas directamente a los afluentes del río Parapetí, contaminando el agua que abastece a este municipio y Candúa. El fétido olor que desprenden estos criaderos de chanchos se siente a una distancia de 500 metros.

Los pobladores de Monteagudo están preocupados por la contaminación del agua de los ríos que ocasionan los criaderos de chanchos, cuyos desechos son arrojados directamente a una quebrada ubicada en la zona del Zapallar, donde se encuentra una cabecera de cuenca del río Parapetí.

 “Todos sabemos que el río Pilcomayo está muy contaminado y ahora el río Parapetí está corriendo la misma suerte, con el riesgo de que los desechos que salen de las cabañas vayan también a contaminar el río Azero y otras cuencas. No hay una conciencia institucional sobre el cuidado del medio ambiente”, denunció a Correo del Sur un ciudadano que no quiso identificarse para evitar problemas con los criadores de cerdos.

Las cabañas porcinas están proliferando en gran manera en Monteagudo, pero la mayor parte de los desechos que generan no están siendo tratados correctamente.

Los principales ríos que atraviesan este municipio son el Parapetí, Azero, Bañado, Armado, Piraí y Piraicito.

El olor de los chanchos que “espanta” a los visitantes se siente desde una distancia aproximada de 500 metros. Su poder de contaminación es 100 veces más que el de las aguas residuales en Monteagudo

Desarrollo productivo versus medio ambiente
Actualmente se fomenta la ganadería porcina sin tomar en cuenta los daños ambientales que ocasionan. A nivel de municipio se plantea que se asigne un solo sector para la ubicación de las cabañas y construir una planta de tratamiento para las aguas servidas, pero por la rápida proliferación de los criaderos aún no es posible lograr esto, expresó otro comunario.

En este tema, se considera que la proliferación desordenada de las cabañas de cerdos, manejadas sin ningún tipo de control, desemboca en un gran problema de contaminación ambiental a corto plazo.

Alarma contaminación
De acuerdo a datos proporcionados por el consultor externo de la Alcaldía de Monteagudo, Pacífico Callejas, en este municipio existen 29 cabañas legalmente establecidas (con fichas ambientales); 43 cabañas en proceso de legalización (aquellas que recién están elaborando su plan de adecuación ambiental o manifiesto ambiental) y 73 cabañas ilegales. En este municipio hay un total de 145 cabañas de porcinos.

La consultoría tiene el objetivo de definir y establecer mecanismos que coadyuven a la legalización de dichas cabañas y que el Gobierno Municipal pueda realizar un mejor control y una fiscalización eficiente sobre estas actividades. De acuerdo al trabajo “es alarmante el proceso de contaminación del río El Bañado y el Parapetí, por la actividad porcina”.

En el transcurso de esta gestión ya se regularizó la situación de 29 cabañas, las otras 43 se reglamentarán en un plazo de 90 días; es decir, hasta fines de febrero.

“Los datos relacionados a la cantidad de porcinos que salen del municipio no están actualizados; sin embargo, se puede hablar de cifras aproximadas, una producción de 12.000 cerdos trimestralmente”, precisó.

La cría de ganado porcino, genera toneladas de residuos (mezcla de excrementos sólidos y líquidos junto a las aguas residuales y los restos de comida), causantes de un importante impacto ambiental porque contaminan 100 veces más que las aguas residuales urbanas, explicó por su parte el coordinador departamental de la Liga de Defensa del Medio Ambiente, LIDEMA, y miembro de la Asociación Sucrense de Ecología, ASE, René Arancibia.

Estos desechos tienen un elevado contenido en nitrógeno y su degradación produce una gran cantidad de metano, uno de los principales gases de efecto invernadero, según un estudio del profesor de Microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid, Luis Sanz.

Aunque los excrementos de los cerdos tienen un alto poder fertilizante, el suelo agrícola no es capaz de reciclar la gran cantidad de desechos que genera la cría intensiva de este animal. Por tanto, los terrenos son contaminados por el exceso de nutrientes (nitrógeno, fósforo y potasio) y las aguas por los nitratos del orín porcino.

La gestión tradicional de estos desechos orgánicos consiste en la construcción de balsas, que en muchos casos no son más que fosas en el suelo, que se convierten en focos infecciosos, con escapes y roturas habituales.

Todo en regla
Por su parte, el presidente de la Asociación de Productores Porcinos de la Provincia Hernando Siles, Ernesto Bejarano, aclara que esta institución trabaja en forma coordinada con la Alcaldía, el SENASAG y la Gobernación, en estricto apego a todas las normas de seguridad. Sobre la misma línea, agrega que cuentan con la ficha ambiental, además, en este último tiempo, reciben capacitación constante sobre la crianza de cerdos, medidas de seguridad y mitigación.

Esta asociación provee de chanchos vivos a los mercados de Potosí, Tarija, Santa Cruz y Sucre.

Actualmente tiene 35 socios, cada uno posee un promedio de 30 hembras, que tienen 2,2 partos por año, con una media de 11 crías anuales, de las cuales sobreviven nueve. Los puerquitos están listos para la venta entre los cinco a seis meses de vida. Se considera que en las cabañas clandestinas pequeñas hay un promedio de 20 madres en cada una y en las más grandes, 50.

La realidad
Correo del Sur constató, en un recorrido por el sector del Zapallar, cómo los desechos que salen de las cabañas porcinas (casi todas ubicadas a unos 50 metros del río) son expulsados directamente a las cristalinas aguas del río Parapetí.

Desde ese lugar, el afluente se torna insalubre porque el agua se mezcla con todos los desechos de los cerdos, químicos y hormonas que contienen sus excrementos; los residuos se notan claramente en el fondo de la corriente, pues no es profunda.

Hay sectores donde el agua queda detenida y se mezcla con un fango negro y nauseabundo, el olor es insoportable se siente a cientos de metros de distancia.

En la opinión de René Arancibia, la solución sería una planta de tratamiento de desechos ganaderos para descontaminar por lo menos una parte de los excedentes residuales de la población porcina, que según los datos proporcionados por el consultor Pacífico Callejas, es de aproximadamente 50.000 ejemplares al año.

De acuerdo a un sondeo de opinión entre algunos habitantes, otro problema que se suma a los existentes, es la indiferencia de la población mayoritaria, que no actúa con un criterio correcto sobre el manejo de los recursos naturales.

En este tema, el Alcalde de Monteagudo, Ricardo Zárate, reconoce que las cabañas de cerdos representan un gran problema para el municipio, en su criterio, a las anteriores autoridades nunca les importó el tema medio ambiental, aún cuando es vital, por la misma salud de la población. En este marco, el Gobierno Municipal encara proyectos que se implementarán a corto, mediano y largo plazo para mitigar los daños y coadyuvar en la preservación del medio ambiente.

El turismo se ve perjudicado
 “Las cabañas de cerdos en Monteagudo ‘espantan’ a los proyectos relacionados al turismo que tienen el SERNAP y la Gobernación. Se necesita una autoridad para que haga cumplir las leyes, respetar los recursos naturales, e incluso respetar los derechos de la madre tierra”, argumenta Jorge González de Monteagudo.

La belleza de Monteagudo, su benigno clima, a partir de los cuales se proyectan varios planes para impulsar el turismo, se ven afectados por la proliferación de las cabañas, cuyo olor es inevitablemente percibido a muchos metros de distancia. Cualquier visitante al sentir el olor automáticamente se aleja del lugar, pese a que pueda ser muy lindo.

 “A la gente sólo le interesa tener su grifo en su casa, tomar de ahí el agua y pagar su mensualidad sin importar de dónde viene el agua. La migración también afecta a la gente que sólo piensa en tener dinero y se olvida de los recursos naturales”, lamenta José Padilla.

Los más afectados
Las cabañas porcinas están proliferando en gran manera en Monteagudo y no cuentan con un tratamiento adecuado de sus residuos, por lo que los ríos que atraviesan este municipio están amenazados: Parapetí, Azero, Bañado , Armado, Piraí y Piraicito.

La época de oro
Las décadas del  80 y 90 son consideradas las épocas de oro de la producción agrícola en Monteagudo, en ese entonces funcionaban en el Zapallar las cabañas “El Bañado”, “Sauces” y “La Huerta” en Huacareta, “Mesa Verde” en Muyupampa, actividad que movía la economía de las provincias Hernando Siles y Luís Calvo, mediante los créditos que entregaba a los productores y con la actividad colateral generada por empleados y comercializadores.

El proyecto Fomento Ganadero Porcino (FGP) introdujo en las provincias Hernando Siles, Luís Calvo y Tomina, porcinos de pedigreé con alto valor genético, convirtiéndose en el principal productor de porcinos del país. Fueron introducidas las razas: Duroc Jersey, Humpshire, Landrace y Yorkshire.

Evelyn Campos López

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