¿Refaccionar, demoler o construir el estadio Tahuichi?

Para hablar de nuestro estadio Tahuichi, en primer lugar tenemos que identificarlo como un equipamiento urbano de importancia, un hito representativo popular por las actividades que en él se desarrollan, las mismas que se pueden y deben multiplicar dada su magnitud y capacidad de albergar alrededor de 35.000 personas actualmente. El estadio actualmente no solo se desarrollan actividades deportivas (como las de fútbol o atletismo), sino toda una serie de eventos de carácter social y cultural, que van desde festivales hasta conciertos de música, encuentros religiosos, recreativos y otros. Se trata de actividades propias de ciudades metropolitanas, a las que se las cataloga como tal por su extensión y concentración poblacional.

Estas consideraciones elementales son necesarias (sin menospreciar para nada la  representatividad y memoria histórico-cultural para nuestra ciudad) debido a que su característica es justamente la de poder albergar las actividades masivas que demandan una urbe como la nuestra, la cual crece demográficamente con índices anuales sostenidos en torno al 5%.

En el marco de lo que tenemos hoy, podemos decir que el Tahuichi se encuentra en una situación totalmente crítica. Por un lado, el sector es inseguro para circular en su entorno dado los usos y cobijo de inadaptados urbanos que generalmente se instalan en las áreas o espacios públicos no controlados como debiera ser. En tales circunstancias, se potencian los riesgos de robos y asaltos. La concentración y caos del tráfico vehicular es otro de los problemas, que además es bueno decirlo no es bien manejado por nosotros los ciudadanos que asistimos, ya que cada quien al margen que no se traslada en transporte público, quiere llegar a estacionar en las mismas puertas del estadio. Estos dos aspectos son perfectamente manejables con la aplicación criteriosa de restricciones temporales o permanentes, según convenga.

El otro aspecto crítico está en su infraestructura, que evidencia fallas y deterioros significativos que requieren urgente solución. Al margen de su incomodidad funcional, la falta de mantenimiento y refacción potencian el riesgo de accidentes. Por lo tanto el estadio requiere ser dotado de un sinnúmero de equipamientos y servicios que den comodidad, minimicen los riesgos y permitan que sus actividades operativas funcionen adecuadamente,  con instalaciones necesarias e imprescindibles que aprovechen las tecnologías que se tienen actualmente.

Nos sustraemos en este análisis de hablar de lo estético o sensaciones visuales internas y externas, porque en el marco de cierta “obsolescencia” en la que se encuentra, está implícito el deterioro progresivo dadas las distintas intervenciones y ampliaciones parciales a las que ha sido sometido y que en muchos casos son fruto de las limitaciones financieras y en no menos importancia de la visión cortoplacista y coyuntural de las intervenciones.

Como Colegio de Arquitectos de Santa Cruz, en gestiones anteriores se trabajó conjuntamente con la Gobernación en la organización y convocatoria a un concurso público de anteproyectos para llevar a efecto un plan de ampliación, refacción y remodelación integral. Este tipo de intervención pasa necesariamente por la elaboración de programas de necesidades multidisciplinarios que contemplan todas las variables para su factibilidad; económico-financiera, urbanas (entorno edificado, normas, condiciones viales, servicios, aspectos funcionales y de usos, tecnológicas, etc.) y principalmente llevan una gran dosis de retos de capacidad creativa y talentosa para elaborar propuestas que se conviertan en los espacios de revitalización urbana que requiere la comunidad. Este último tema, la revitalización del sector y toda su área de influencia (Aeropuerto, edificio de la Gobernación, mercado La Ramada, ex Terminal de buses, primer y segundo anillo), pasa por desarrollar actividades que generen ingresos para su mantenimiento y repago, proponer actividades diarias y permanentes que promuevan los nuevos usos con edificaciones de calidad, higiene, seguridad, abiertos al público, etc, de esta manera las normas específicas para los distintos usos deberán estar establecidas y aplicadas con el rigor ético correspondiente.

Consideramos que estas variables fueron parte del proceso, tanto en la elaboración de las bases del concurso como posteriormente en el desarrollo del diseño final de arquitectura y especialidades técnicas que deben ser tomadas en cuenta en este tipo de obras.

Este es el contexto actual del Tahuichi. Todos coincidimos en que el estadio necesita ser refaccionado, pero con la planificación adecuada de todo el proceso de implementación y la optimización de los recursos económicos y técnicos a fin de obtener un producto factible y sostenible por mucho tiempo. Ahora ¿y qué del escenario de fútbol soñado para una urbe como la nuestra? Estamos convencidos que cualquier intención de ampliar su capacidad de 33.000 actuales a 50.000 o 60.000 espectadores, están fuera de lugar por las restricciones espaciales, normativas de aeronavegación que limitan su crecimiento vertical y finalmente porque tendríamos que partir de cero para proponer un nuevo estadio en ese lugar, con los conflictos de tráfico y otros al duplicar su capacidad, etc. etc. y sin resolver la problemática integral planteada.

Por lo tanto, nuestra opinión es que Santa Cruz debe aspirar a contar con dos escenarios deportivos debidamente acondicionados, de diferente magnitud, cada uno con sus instalaciones adecuadas y de calidad.  Uno de ellos debe ser el Tahuichi remodelado, con su aporte de revitalización urbana para no menos de tres décadas. El otro, de características de Estadio Olímpico, debe ser propuesto en la Villa Deportiva Abraham Telchi, cuyo plan maestro desde hace mucho tiempo lo contempló, planificó y previó con inmejorables condiciones para esta y otras disciplinas deportivas, habiendo sido algunas ya implementadas.

Tiene que ser un escenario deportivo con capacidad de entre 50.000 y 60.000 espectadores, con las  instalaciones  adecuadas y bajo normas deportivas internacionales.  Esto  permitiría un mejor aprovechamiento, uso y disfrute del deporte cruceño  y de otras actividades habituales en este tipo de escenarios que van desde conciertos musicales, actividades masivas religiosas, cívicas y educativas.  Con ello se situaría a Santa Cruz en el mapa de los grandes eventos internacionales, pudiendo albergar todo tipo de espectáculos de talla mundial.

Colegio de Arquitectos de Santa Cruz
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